sábado, 24 de septiembre de 2011

Pequeña muerte

Lo encontré de casualidad. Una casualidad cotidiana que se convierte en extraordinaria. Como casi todas. Sucede si le das importancia a estas cosas. Yo no sé cuánta darle. Aunque sé que sí. Pero cuando las cosas y las personas vuelven a su estado natural, pues todos somos igual de imbéciles, yo no siento nada ya. Nada de amor. Siento dolor, un dolor como una pérdida. Y todo lo vivido, quizá lo imaginado, todo por igual se va a tomar por culo. A la mierda. Pues nada. Pues vale. Qué voy a decir. Qué voy a hacer. Si lo mejor es nada.
Perdí una ilusión, mi pequeña muerte.

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