domingo, 23 de junio de 2013

Diarios de bicicleta


Estoy en uno de mis sitios preferidos de Montreal. En el claro verde que hay en lo alto de Mont Royal, detrás del mirador. Aquí no se oye la ciudad, más bien parezco estar fuera de ella, y no hay mucha gente. Creo que me estoy enamorando de este lugar, y de mi bici, y de la gente que organiza cosas como la Soirée de Performances en la que actué ayer. Pero aunque no me lleve muy bien con la humedad ni la nieve (que soy de secano y agua salada), definitivamente, esta ciudad me está fascinando.

Aquí arriba huele a campamento. Y me dan tremendas ganas de estar de vuelta. Ya estoy haciendo la cuenta atrás. El tiempo siempre me pilla desprevenida.
Me gustan los regresos, no las partidas. Aunque entre en ir y volver no haya ninguna diferencia si cambias el punto de partida. Lo que quiero decir es que no me gustan las despedidas. Y los reencuentros son raros. Pero son lo mejor. Siempre tienes la duda de si va a haber algún "paquete sorpresa" de los buenos o de los malos. Y si sigue todo igual a veces resulta un poco decepcionante. Pero Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida, como en La canción de las simples cosas. Y Por eso muchacha no partas ahora soñando el regreso, que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo. Nunca me pude olvidar de esto.

Ha empezado a llover. La verdad es que empiezo a acostumbrarme.

A veces pienso en cosas obvias y tontas, como que todo el mundo tenga un pasado tan importante como lo es el tuyo para ti, y que al mismo tiempo, y como tú, nadie sepa ni pueda saber lo que está por venir, la incertidumbre del futuro. A la vez tener la certeza o esperanza de que el tiempo pasa y seguimos ahí, como los árboles. Y así funcionamos, con nuestras raíces, nuestras ramas fuertes y débiles, los frutos que vendrán, que vienen y se van por temporadas. Supongo que eso nos une de alguna manera. Anclados a la tierra y con la mirada en el cielo. O así me gusta pensarlo.

Esto fue un poco random.


Domingo 23 de Junio, maremoto.



PD. "La canción de las simples cosas" de Armando Tejada. Interpretada por la grandísima Mercedes Sosa.
Todo el concierto completo recomendadísimo. Una preciosidad.

PD2. Extracto de mi segunda cabeza. El cuaderno que me acompaña.





martes, 4 de junio de 2013

Fiebre

Llegaremos a la comprensión del todo y de la nada,
llegaremos algún día, en un momento, a alcanzarla.
Y así, como iluminados por el asombro y la belleza,
se irá de nuevo la certeza de la vida y de los vivos,
y volveremos a nuestra pequeña y condenada locura,
habiendo olvidado qué era, pero sabiendo que existe.


Y ahí está, el amor, en el espacio entre la comprensión y la locura.














maremoto