Me propongo saltar entre las rocas. El viento viene con las olas y silva cuidadosamente como el equilibrio en mis manos y el tacto en mis pies. La piel me separa del frío y descubre la identidad de lo que hay dentro. Un latir atento, el calor de la sangre, el aliento tierno, una mirada afuera. Estoy sola y hay silencio. Soy la espuma de la cresta de una ola. Soy las ondas en el agua. Soy el agua. Y subo más alto para descubrir algo, mirar más lejos y asombrarme.
El horizonte es infinito.
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